jueves, 18 de febrero de 2010

El caos y el ritmo cinematografico

 El término Caos se refiere a una interconexión subyacente que se manifiesta en acontecimientos aparentemente aleatorios.
Como no estar relacionado con el ritmo, si este nos ha marcado  toda la vida de un modo u otro. Dentro del caos mismo del universo, subyacen todo los ritmos que difícilmente logramos diferenciar, y mas importante aun, los que no. El problema del ritmo es solo de como hacerlo evidente, para que podamos entenderlo.

Tratar de definir exactamente el ritmo es equivalente a querer definir, o encasillar el universo. Las cosas que nos suceden en todo momento, la vida cuenta con un ritmo propio, e inherente a cada momento y a cada ser.
La vibración de las partículas que podemos percibir a través de nuestros limitados sentidos nos marcan en parte los ritmos que percibimos fácilmente, los átomos que conforman toda materia, tienen una vibración determinada que crea un ritmo. Así pues es imposible creer que existe algo que no posea un ritmo propio por mas imperceptible que parezca.
 
La teoría del caos demuestra que el sueño de poder dominar toda la naturaleza es una ilusión. Hemos de aceptar la impredecibilidad del caos en vez de resistirnos inútilmente a las incertidumbres de la vida.

Teniendo en cuenta esto, el poder predecir el ritmo exacto que le voy a imprimir a una película es de alguna manera imposible, lo único que tengo claro es el sentimiento casi subconsciente, de lo que creo debe ser el ritmo de mi  película escena, secuencia, plano o valor de encuadre.

Solo al dejar que la película misma saque a relucir su propio ritmo, y dejar de tratar de imponerle el nuestro, el caos se apodera de la misma y así adquiere un ritmo propio que es en cierta medida caótico, ya que todo esta influido por las tomas existentes y por ende esta creado dentro de una unidad propia

Los ritmos están en todo lo que existe, el universo se encarga de dejar que cada elemento se mueva a su propio ritmo y es lógico que sea nuestro deber imprimirle un sellos a lo que estamos creando, como lo es una película, visto así  la creación artística solo toma vida en el momento que logramos que nuestra idea logre sacar a relucir su propio ritmo y así se integre a las cosas que existen.
   
La creatividad puede aparecer, y de hecho aparece, en cualquier momento de nuestras vidas. Si, por ejemplo, al contemplar un árbol, hacemos una abstracción de nuestro conocimiento de los árboles y vemos un árbol absolutamente nuevo, las desviaciones únicas de sus ramas, sus nudos y retorcimientos, los juegos de aire y de la luz entre sus hojas. En ese momento estamos contemplando la verdad del árbol.
 "La existencia está más allá del poder de las palabras para definirla. Pueden usarse términos, pero ninguno de ellos es absoluto" (Lao Tsé).

Lewis Thomas se inspiró en las fotografías tomadas de la tierra desde el espacio para comparar, la Tierra con una simple célula humana, con su membrana, mitocondrias, centriolos, corpúsculos basales, y "muchas otras partes diminutas que trabajan", cada una con su propia evolución autónoma, sin embargo todas ellas unificadas, formando una completa interdependencia y una entidad global. Una simple célula es un microcosmos fractal de lo que ha conseguido la vida sobre la Tierra.
La teoría del caos nos sugiere una percepción y una concepción asociada de un mundo de una pieza, un mundo orgánico, sin costuras, fluido e interconectado: el todo. También nos dice que nos podemos encontrar reflejos autosemejantes del cosmos dentro de cada una de sus "partes".
Es así como el ritmo hace parte del todo y a la vez de cada parte, de forma independiente, por esta razón veo el ritmo cinematográfico de igual modo que en la naturaleza, y siendo así, debe verse como una creación en formas fractales y no como una linealidad enlazada con el tiempo. Así pues para lograr imprimirle vida a un film, es necesario verlo como una unidad completa, no basarse en una suerte de empate de sonido e imagen, o en algo que se desarrolle en  la sala de edición, Es algo intrínseco a la idea misma desde el momento mismo en el que fue pensada.
Una vez alcanzado el  punto de bifurcación entre el yo social, lleno de prejuicios y el yo real, se abre el flujo a la creatividad en el cual la autoconcinecia desaparece, el tiempo se desvanece o se llena por completo, la actividad nos absorbe completamente. Se es perfectamente consciente del momento y de lo que ocurre y no existe en la mente ni la menor preocupación por la posibilidad de equivocarse. Se ha llegado a un punto de autoorganización del caos.
La teoría del caos sostiene que no hay líneas simples en la naturaleza: cualquier línea, vista desde una escala diferente, resulta ser una sucesión de formas, de irregularidades, curvas, etc. El caos también sugiere que nada tiene justo una, o dos o tres dimensiones, sino que está "a medias" entre ellas y que estas dimensiones son fractales y no lineales. Todo es también es aplicable a "la cuarta dimensión".
Todo, del átomo a la célula, desde un árbol hasta el cosmos, lleva su reloj interior que mide su paso individual del tiempo, la magnitud del proceso que ha experimentado. Según la teoría del caos los sistemas tienden a autoorganizarse, preservando su equilibrio interno al tiempo que retienen una cierta medida de apertura al mundo externo. Algo semejante sucede con el tiempo: cada elemento de un sistema posee su propia medida singular de la magnitud del proceso interior que se está desarrollando respecto al entorno exterior. Sin embargo los "relojes" internos de todos los sistemas más pequeños se acompasan perfectamente. Esta conexión con el entorno de sistemas que tienen su propia medida temporal enriquece el tiempo y lo llena de dimensiones. Está claro que algunos sistemas están menos influidos por el entorno, mientras que otros están muy abiertos a cambios.
Muchos artistas creativos han intentado describir el modo en que perciben de una vez la contemplación de una obra de arte completa, aunque algunos detalles sean desarrollados posteriormente. A muchos compositores se les ocurre una composición completa y la ven fuera del tiempo, puesto que en estos momentos la pueden "escuchar" entera en unos segundos o en menos. Ya a la hora de traducirla a notas, letras o imágenes, han de situar la obra en un tiempo lineal.
En cualquier momento, ahora mismo, por ejemplo, podemos intentar experimentar toda una eternidad en tan sólo un segundo ... pero poner esto en palabras se hace una tarea mas difícil de llevar a cabo.
Una teoría es una proyección mental sobre la infinita complejidad de la naturaleza, la que pone énfasis en ciertos matices dentro del flujo de la existencia y de la incertidumbre. Al físico David Bohm le gustaba señalar que las palabras "teoría" y "teatro" proceden de la misma raíz griega que significa "ver". Una teoría es un teatro de la mente, es algo provisional que nos abstrae de un contexto muchísimo más amplio. El contexto en el que nacen las teorías cambia permanentemente. Una teoría funciona durante un cierto tiempo y después parece estancarse, por más intentos que hagamos por modificarlas, hasta que acaba surgiendo una nueva producción teatral de la mente. Las teorías son como herramientas de la mente y deben poder ser cambiadas cuando haga falta. Lo que a veces ocurre es que acabamos identificándonos tanto a nosotros con determinada teoría, que hacemos lo posible por adaptar el mundo y la mente a nuestra teoría. No debemos convertirnos en esclavos de una teoría; no hace falta acabar creyéndonos nuestras producciones teatrales.
Es importante saber sobre la teoría y del ritmo cinematográfico pero al final esto no nos basta para lograr imprimirle el ritmo a nuestra obra, todo lo que hemos leído y lo que hemos aprendido nos sirve como una referencia, pero al final no importa cuanto se teorice al respecto el ritmo no es algo que se pueda calcular o medir cinematográficamente, es algo que se intuye, se da por hecho y se siente.


De regalo un link mas acertado acerca del caos (en ingles) 

http://www.evolutionzone.com/kulturezone/bey/taz/taz1.html#labelChaosSection

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